¿Qué sucede cuando un lanzamiento no solo suena bien, sino que también se protege bien?
Antes de que “LUX” apareciera en tu feed o en tu playlist, ya estaba asegurado en un registro marcario. Rosalía jugó primero en la cancha legal: tomó el nombre, lo convirtió en marca y lo amarró para música, merch y escenarios donde el proyecto todavía ni existía públicamente. Eso no es casualidad; es visión de artista que entiende el negocio detrás del arte.
Porque en la industria actual, un título no vive solo en un álbum. Se vuelve prenda, gira, concepto visual, colaboración, identidad. Y cuando algo tiene potencial global, la protección previa es el filtro que impide que terceros se adelanten a capitalizar el impulso creativo.
Para México y Latinoamérica, este tipo de movimientos debería ser una señal que esperar al lanzamiento para pensar en marcas, no es el camino ideal. Lo urgente no es publicar, sino blindar lo que puede escalar. La música te da exposición; la marca te da control.
Un nombre fuerte abre puertas. Una marca registrada decide quién cruza por ellas.
Legal, pero diferente.
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