¿Y si la música que ambienta tu negocio también te está cobrando más de lo que creías?

Restauranteros del norte de México están denunciando cobros “excesivos” por el uso de música en sus locales, con tarifas que —según varias fuentes— llegan a oscilar entre 5,000 y 120,000 pesos, dependiendo del tipo de establecimiento.

El problema no es solo el precio, sino la falta de claridad. Cuando nadie entiende cómo se calculan los montos, los negocios operan a ciegas y los creadores tampoco confían en un sistema que debería protegerlos a ellos primero.

En un país donde gastronomía y entretenimiento conviven en el mismo espacio, la música no es solo ambiente: es un derecho que requiere permisos transparentes y reglas comprensibles para todos.

Nada típico. Todo legal.

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¿Qué sucede cuando un lanzamiento no solo suena bien, sino que también se protege bien?